Cuando tengo un estudiante de violonchelo, una de las primeras tareas que le asigno es lograr 1.000 tomas de arco correctas. No permito que los estudiantes pongan el arco en la cuerda hasta que dicha tarea esté lograda. Así que en la clase preparamos la toma del arco con mucho cuidado. Me aseguro de que tanto el padre como el estudiante entiendan y al final de la clase van a casa con la abrumadora tarea de acumular 1.000 tomas de arco.

Generalmente, en la siguiente clase, cuando les pregunto cuantas tomas de arco lograron, el padre o la madre responde con orgullo: ¡7!, ¡8! o depronto ¡10!. Después de felicitarlos, hacemos las cuentas y determinamos al hacer 10 a la semana, tomará 2 años antes de poder tocar el chelo con el arco.

Entonces la práctica comienza en serio.

Debemos encontrar formas de lograr esto alegremente. Al preparar esta charla, tuve que recordar lo que funcionó con mis dos hijos durante muchos años. A mi hijo le encantaban los macarrones con queso. Entonces, teniamos 1.000 piezas de macarrón y cada vez que lograba una buena toma del arco poniamos una pieza en un frasco hasta que todas estaban dentro del mismo. Después toda la familia podía comer deliciosos macarrones con queso gracias a el chico que hizo todo el trabajo.

Es muy agradable lograr buenas tomas de arco para la gente que te ama. Cinco para mamá, cinco para papá, cinco para tu hermana, cinco para tu hermana, cinco para el tío Carlos, cinco para la tía María, y ¿qué tal para los primos?

A algunos chicos les encanta hacer buenas tomas de arco en lugares locos. Debajo de la cama, encima del camarote, dentro de la tina, detrás de la cortina. Mami debe ir con ellos, por supuesto, y eso los hace felices. Es muy bueno hacer un tour por la casa y hace un cierto número de buenas tomas de arco en cada cuarto. ¿Qué tal 10 en la cocina? ¿10 en la sala? ¿10 en el cuarto, en el baño, detrás de la casa, afuera de la casa?

Mi hija estaba loca por los animales, así que hacía casi cualquier cosa por ellos. Yo podía decir: “Ah, la jirafa quiere ver 10 tomas de arco hermosas”. Y ella las hacía para la jirafa. “¡Ah, al elefante le encantaría ver 10 también! y ahora la cebra está diciendo: -¿Harías 10 tomas hermosas de arco para mí?. Ahí viene el léon, el rey de la selva, y por supuesto que quiere ver 10 tomas de arco también”.

Se puede tirar un dado y realizar el número de repeticiones que indique. A muchos chicos les gustan los trompos y puedes usar uno de esos para un juego. Se pueden utilizar billetes del juego monopolio, 5 por cinco buenas tomas o 10 por 10, y a medida que se acumule se pueden cambiar por billetes de 100.

Se puede relaizar un dibujo añadiendo una línea por cada repetición. No es necesario ser un gran artista para hacerlo. De igual forma, a los chicos les encantan los dibujos punteados para completar. Se pueden bajar de internet. Con cada repetición se conecta una línea hasta que el dibujo esté completo.

A mis hijos les encantaba cuando les leía historias. Yo paraba cuando llegabamos a un momento de suspenso y no continuaba hasta que ellos hicieran un cierto número de tomas de arco. “Para Yertle, el rey de todo Sala-ma-Sond, cayó de su alto trono y cayó… (hacer las tomas de arco aquí) “¡Pum! ¡En el estanque!”

Aveces yo iba por la casa poniendo un montón de objetos locos en una bolsa, mis hijos debían sacar uno y hacer una toma de arco con el que les fuera saliendo. Una varita mágica, una zanahoria, una cuchara de palo, una cuchara para el helado, un pedazo de apio, marcadores, velas, destornilladores, un calabacín, una barra de pegamento y muchos objetos más que se puedan encontrar en la casa.

Con mi hijo hicimos un collar de cheerios durante un tiempo. Creo que no fue para la toma del arco. Él estaba repitiendo algo diferente. Cada vez que repetía, añadía un cheerio al hilo elástico y cuando ya había sido sufuciente, le hacía un nudo. Podía caminar por la casa con el collar puesto y disfrutaba comiendo cheerios cuando quería.

A algunos chicos les gusta hacer muecas y mientras hacen las muecas pueden hacer un cierto número de repeticiones.

A mi hija le gustaba hacer tres tomas de arco en cada escalón de nuestra escalera que iba del primer al segundo piso. 14 pasos eran más de 40 tomas de arco. Ella podía elegir si empezar de abajo hacia arriba o de arriba hacia abajo.

Se puede construír algo con legos. Se añade una ficha cada vez que el chico hace una repetición. También se puede construír algo con piezas más grandes.

Programa el minutero de la cocina con un número de minutos aleatorio. Cuando se dispare la alarma, el chico debe venir corriendo y hacer el número de repeticiones que tú le pidas. Es bueno dejar el arco al alcance la mano si se están haciendo este tipo de actividades.

También es interesante ver cuantas tomas de arco buenas se pueden hacer antes de que la arena pase al otro lado al voltear un reloj de arena.

Mis hijos solían hacer casi que cualquier cosa por los micos de práctica. Creo que hay 18 en un barril. Soliamos colgarlos en el atril y cuando tenían 19 en una cadena, podían ponerlos de nuevo en el barril.

Se pueden cuadrar dominós cada vez que hagan una repetición. Hacer una fila completa de estos y cuando se tiene una cierta cantidad, ellos pueden decidir cuantos y puedes diviertirte tumbándolos.

A algunos chicos les gusta ir a un closet oscuro con mami y hacer un cierto número solo con una linterna, centrando la atención en la toma del arco al prender la luz frente a ella.

La siguiente puede que no le llame mucho la atención a los padres, pero a mis hijos les gustaba levantarse antes de que nosostros. Entraban sigilosamente a nuestro cuarto y nos despertaban con unas cuantas tomas de arco.

Para mi hija siempre se trataba de animales. Ella tenía su propia colección de ponis. Poniamos un tazón con avena para los ponis, que siempre estaban muy hambrientos en la mañana, lo poniamos al borde de la mesa, y cada vez que ella hacia una repetición, el poni podía ir cada vez más cerca a su desayuno hasta que finalmente lograba comer.

Cuando mi hija estaba en pre-estrellita usabamos LPs para escuchar nuestras canciones Suzuki. Después fueron cassettes, luegos CDs. Un día, cuando la aguja se enredó y estaba repitiendo las mismas dos notas una y otra vez, ella dijo: “¡Mami, arréglalo! ¡Está practicando!

Al final del proyecto 1.000 tomas de arco no solo tendremos una toma de arco hermosa, aún más importante, tendremos un padre e hijo que habrán aprendido a trabajar en equipo. Listos para muchas más tareas en el futuro y la conciencia de que se requieren muchas repeticiones para desarrollar las habilidades.

Estoy segura de que ustedes tendrán muchas más ideas creativas. Disfruten la travesía y por encima de todo háganla divertida.

Traducido al Español por Carolina Borja