Traducido por Carolina Borja

Cuando usted escucha “Ferguson, Missouri”, ¿qué es lo primero que se le viene a la cabeza? ¿Piensa en niños tocando violín y chelo o en una comunidad llena de fuerza y energía que se reúne a hacer música para apoyarse mutuamente? ¿Piensa en una comunidad que se ha dedicado a la paz y a la educación? Creo que, si usted es honesto, esas no son las primeras imágenes que ve del pequeño suburbio en St. Louis, Missouri, en donde el programa Suzuki Harmony STL está ubicado.

Los medios de comunicación han retratado a Ferguson como un lugar plagado de crimen y disturbios. En realidad, Ferguson está lleno de familias que quieren lo mejor para sus hijos. En este suburbio de St. Louis, con una población principalmente negra, muchas familias buscan la mejor forma de contribuir con otros miembros de la comunidad y de apoyarse mutuamente. Después del asesinato de Michael Brown en 2014, la atención mediática nacional y global se centró en Ferguson. La muerte de Brown fortaleció el crecimiento de Black Lives Matter, el cual ya había empezado con la absolución de George Zimmerman tras el asesinato a tiros de Trayvon Martin. Mientras la atención de los medios de comunicación ya no está enfocada en este suburbio, sus habitantes y aquellos de sus alrededores, todavía siguen pidiendo cambios y oportunidades en muchos niveles, incluyendo el acceso a la educación musical de alta calidad.

En la comunidad Suzuki amamos decir que “todo niño es capaz”. Creemos tanto en ello, que es el nombre del primer curso de capacitación Suzuki para profesores (en Estados Unidos y en Canadá). En Ferguson, y otras comunidades similares, la frase “todo niño es capaz” se queda vacía, a menos de que intencionalmente trabajemos para que no sólo “cada niño pueda”, sino que también tenga las mismas oportunidades que los demás. Debemos derribar las barreras que se han creado sistemáticamente para oprimir y privar a los estudiantes de color de las oportunidades que otros niños han tenido por décadas. Aunque aún nos queda un largo camino, Suzuki Harmony está luchando para que todos tengamos una representación igualitaria dentro de la música clásica.

Suzuki Harmony STL comenzó en el 2017 con la misión de ofrecer clases individuales y grupales, con enfoque Suzuki, para alumnos con desventajas socio económicas en diferentes partes del área metropolitana de St. Louis. Empezamos con cuatro alumnos de violín y en este momento hemos alcanzado nuestro limite y tenemos ya lista de espera. Ahora servimos a más de 30 alumnos de violín y violonchelo. Nuestros alumnos tienen entre 4 a los 17 años de edad, 60 por ciento negros, 20 por ciento Latinx y 20 por ciento blancos o asiáticos. Tenemos alumnos de las áreas del Norte de St. Louis, incluyendo a Ferguson, que representan seis distritos escolares de la zona, así como un buen número de alumnos que se educan en sus hogares. Todos menos tres de nuestros alumnos reciben ayuda económica. Nuestra comunidad es diversa y trabaja constantemente para alcanzar los niveles más altos de excelencia en todo lo que hacemos.

Tres familias de nuestro programa hablaron sobre lo que Suzuki Harmony significa para la comunidad de Ferguson. Quisiera compartir las opiniones y perspectivas de las familias que se han visto directamente beneficiadas por nuestro trabajo, así como la importancia que el acceso a la música ha traído a sus vidas. James y Miquilaue Young son los padres de dos de nuestros alumnos. James es profesor de música en la escuela pública, miembro de la junta directiva de Suzuki Harmony y profesor de clases grupales. Miquilaue es escritora y educa a sus siete hijos en casa. Munaba Nasiiro es quiropráctica y madre de dos alumnos del programa. Lashonda Lockhart educa a sus cuatro hijos en su hogar y dos de ellos son parte de Suzuki Harmony, sus opiniones y perspectivas serán compartidas en lo que queda de este artículo.

En primera instancia se les preguntó: “¿Qué ha significado para Ferguson tener un programa como este y qué expectativas tienen para la comunidad?” El primer comentario de los padres fue sobre la accesibilidad. El siguiente programa Suzuki más cercano está a 24 kilómetros y el trayecto puede tomar aproximadamente 30 minutos (o más durante las horas pico) para llegar a la universidad que sirve de sede a Suzuki Harmony. Aunque no parezca tan lejos, lo es por la representación, el tiempo, los horarios, el transporte y el factor económico. En nuestro programa los estudiantes pueden ver a músicos que son como ellos cuando vienen a la clase grupal. Aprendemos música de compositores que no son blancos y tienen la oportunidad de explorar su propia creatividad a través de la composición y la improvisación, y después poder compartir todo ello en los recitales. La familia Young reconoció que el estar presente en la comunidad es de gran importancia porque ellos tienen siete hijos y trasladarse fuera de la comunidad no pasaría, simplemente no sería posible.

La familia Young explica que cuando hay acceso igualitario a todos los programas de alta calidad, el valor se suma a nuestra comunidad, en vez de dárselo a otra, y esto permite que el área prospere. Cuando los programas como este aguantan el paso del tiempo, se construyen legados. Históricamente, han habido oportunidades desiguales para poder acceder a recursos en Ferguson y las áreas aledañas. Esto se extiende más allá de las artes, pero se ve probablemente más claro en la falta de acceso a programas artísticos que otras comunidades dan por sentado.

En el transcurso de tres años, hemos tenido estudiantes que han participado en talleres Suzuki y orquestas juveniles de honor en el área. Aunque aprenden y se divierten mucho, es imposible que la mayoría de mis estudiantes, que participan en esos talleres y orquestas de honor, pasen sin ser desapercibidos por ser los únicos músicos de color. En varias ocasiones les he oído decir cosas como “yo era el único chico color café allí”. El primer alumno en mencionar esto tenía 9 años.

Aunque estoy muy agradecida a la comunidad Suzuki tan brillante que hay en St. Louis, definitivamente hay una disparidad en cuanto a quién tiene acceso a estas oportunidades. No traigo esto a colación para generar vergüenza o culpa a nadie. Estoy solo compartiendo las opiniones y perspectivas de mis alumnos porque ellos importan, sus futuros importan y la accesibilidad a estos programas importa porque les cambia la vida.

La diversidad y la representación son componentes críticos en el programa Suzuki de nuestra comunidad, y cada una de las familias con las que hablé mencionó esto. Cuando nuestros alumnos tocan en clase grupal o en recitales, ven a chicos que son como ellos haciendo lo mismo que ellos hacen. Ven chicos negros o Latinxs tocando composiciones mucho más complejas que las que ellos están tocando y les da ilusión saber que ellos podrán hacer lo mismo si se esfuerzan y practican mucho. Aunque queremos aumentar la representación de personas negras, indígenas y de color entre nuestro personal (esto es algo en lo que trabajamos continuamente), nuestros estudiantes pueden verse a si mismos en las caras de sus pares más avanzados. Algunos de ellos han tenido la oportunidad de tocar con el grupo internacionalmente conocido como Black Violin, del que hacen parte Kev Marcus y Wil Baptiste. Experiencias como esta son beneficiosas porque mis alumnos pueden ver sus historias reflejadas en las de Kevin y Wil. Fomentar este tipo de trabajo en una comunidad en donde los alumnos tienen compañeros de su mismo color de piel ha sido siempre una prioridad nuestra. Estamos continuamente buscando oportunidades para que nuestros niños aprendan y se sientan inspirados de otros músicos de color, y para que sepan que ellos también pueden llegar lejos. Mientras mis alumnos escuchan las grabaciones Suzuki, también les doy una lista de compositores e intérpretes que no son blancos. Y aunque el 100 por ciento de mis estudiantes fueran blancos continuaría haciendo lo mismo. Nuestras comunidades y todo nuestro país deberían tener el objetivo de descolonizar el discurso que se difunde.

Cuando le preguntamos a los padres que beneficios personales han visto en las vidas de sus hijos con relación a lo que Suzuki Harmony ofrece, las respuestas fueron muy variadas e inspiradoras.

Emuna Young, la hija de James y Miquilaue, han crecido muchísimo. Hace tres años, en nuestro primer recital, no quiso tocar frente al público. Tuvo una experiencia negativa antes de ese recital y el pánico escénico fue demasiado abrumador para ella. Un año después, se subió al escenario y tocó precioso, con su padre, que es guitarrista clásico. Desde entonces, Emuna ha tocado magistralmente en cada recital.

La experiencia de Emuna podrá no ser la misma que la del resto de los estudiantes, pero los Young notaron que la victoria que ella sintió en aquel recital es una de las razones por las cuales la música es tan importante en su familia. También han visto cómo sus hijos sienten que cuando han trabajado diligentemente en algo y finalmente todo encaja, esto les da una sensación de triunfo. Estos son los aprendizajes que todo padre desea para su hijo. Los estudiantes y los padres se dan cuenta juntos de que el trabajo constante da sus frutos. Las familias Young y Lockhart ven beneficios que perduraran, es una inversión hacia el futuro. La señora Lockhart describió su vida como un “musical”, porque sus vidas se mueven en torno a la música y a las lecciones que esta les da. Ambas familias vienen de familias de músicos y su deseo es que sus hijos continúen por ese camino y que se apropien de el.

El señor Young, como profesor de música, dice que el quería los beneficios del método Suzuki para sus alumnos, también aprecia el hecho de que el método Suzuki se acerca a las familias y los chicos en el punto en el que cada uno se encuentre y usa la creatividad para involucrar y captar la atención de los niños cuando son aún pequeños. La abuela del señor Young fue la primera profesora de música afroamericana en el distrito escolar Ferguson-Florissant y su legado es un recordatorio diario del impacto que la música puede causar, pues va mucho más allá de lo geográfico y traspasa lo generacional.

Por último, le pregunté a las familias porque se habían comprometido con las clases a pesar de la pandemia, especialmente después de que la parte económica se viera afectada por la incertidumbre laboral. La señora Nasiiro dijo: “continuamos con las clases porque eran nuestro pequeño mundo ‘normal’. El violín existía antes de la pandemia y continúa estando”, y “a pesar de la pandemia, las clases han continuado disponibles y accesibles”. La familia Young continuó con las clases porque querían asegurarse de que durante este tiempo sus hijos continuasen creciendo y mejorando sus habilidades musicales y admiten que un estancamiento iria en detrimento de la motivación y la habilidad musical de los niños a largo plazo.

Aunque la pandemia creó un obstáculo inesperado, el programa Suzuki Harmony ya estaba comprometido en ofrecer estas posibilidades, así que dar clases durante este tiempo era un hecho. La consistencia es muy importante para obtener buenos resultados con nuestros alumnos y, para de esa forma, establecer un legado en nuestra comunidad. Afortunadamente, no hemos perdido ningún estudiante durante la pandemia y continuaremos buscando nuevos alumnos, sin importar cómo esté el mundo.

Desde que hablé en una de las llamadas de Zoom de la SAA, he conversado con muchos profesores que quieren saber que hacer o cómo sumarse a este tipo de trabajo. Si usted es un educador que quiere contribuir con esta labor social, en primera instancia, escuche. ¿Por qué como profesores Suzuki creemos que escuchar es tan importante? Porque esto les permite a los alumnos internalizar. Profesores blancos, necesitamos internalizar lo que nuestros colegas de color están diciendo. Lean, escuchen podcasts, pregúntenle a Google. Hagan el trabajo y no pidan que sea hecho por las comunidades negras, indígenas y de personas de color. Más bien, ayude a divulgar sus voces.

En segundo lugar, recuerde que este trabajo no se hace de un día para otro, es una cuestión de tiempo y práctica constante. Suzuki Harmony STL y otras organizaciones que hacen una labor similar, van a continuar necesitando apoyo de aquí a un año, de aquí a cinco años, o a los 50 años. Como lo dijo la familia Young, cuando Michael Brown fue asesinado hubo muchas organizaciones y personas que vinieron a Ferguson y prometieron muchas cosas, pero muchas de esas organizaciones y personas ya ni siquiera están. A menudo les recuerdo a mis alumnos que hay algunos pasajes que siempre van a tener que practicar para mantenerse en forma. Este trabajo anti-racial no es un proyecto temporal, es un trabajo para toda la vida, es una forma de vida que necesita practicarse a diario, los días de la semana que terminan con la letra “s”

Por favor, considere apoyar a un alumno ya sea a través de una organización que ya lo esté apoyando, o en su propia escuela. ¿Puede ser que las familias de su escuela reúnan el dinero necesario para pagar la matrícula de un alumno que no tiene sus propios medios para hacerlo? Al hacer esto, se está construyendo el carácter de la escuela al involucrar a la comunidad. Comience por algo pequeño, no deje que la dimensión del problema lo paralice y no lo deje moverse unos pasos. Haga donaciones a organizaciones antirracistas. La lista es interminable, utilice su creatividad y pida ayuda si la necesita.

Finalmente, repita. ¿Por qué repetimos y repasamos todas las piezas con nuestros alumnos Suzuki? Porque eso es lo que hace que permanezcan. En la medida en que repite, manténgase abierto a mentes que todavía requieren abrirse. Un corazón hermoso no es un corazón estancado, es un corazón maleable: es uno de esos empujones a través de la incomodidad y las creencias de otros. Como profesores Suzuki, tenemos que construir nuestras carreras sobre los ideales de un hombre que creyó en la inclusión, el carácter, la comunidad y la paz. No podemos dejar que la comodidad y la complacencia dañen su legado, defendámoslo y hagamos del mundo un lugar hermoso, juntos.

Para encontrar más información sobre Suzuki Harmony STL o si busca donde donar diríjase a: suzukiharmonystl.org

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